Reino Unido es uno de los mercados europeos más atractivos para la formación de empresas. Sin embargo, en algún momento y por diferentes motivos, los dueños de las compañías decidirán cerrarlas. Por ello, a continuación, explicaré los distintos métodos para cerrar una empresa en Reino Unido.
Solicitud de liquidación voluntaria de los socios
Si la empresa es solvente, es decir, tiene suficientes bienes activos como para pagar sus pasivos, los directores podrán solicitar la liquidación voluntaria de los socios (en inglés, Members’ Voluntary Liquidation, o MVL). Durante el proceso, la compañía deberá pagar sus deudas, finalizar todas las disputas legales en las que se encuentre y abonar el dinero que deban a sus acreedores utilizando los bienes que posea el negocio. Todos aquellos que no sea necesario vender, se repartirán entre los socios.
Optar por este tipo de solicitud de cancelación tiene varias ventajas. En el caso de que, tras cumplir con todas las deudas, la empresa siga conservando activos por valor superior a 25 000 GBP (30 000 EUR), será más eficiente optar desde un punto de vista económico. Los impuestos a pagar se limitarán al 10%. No obstante, si los accionistas retirasen los bienes como dividendos, los gravámenes ascenderían hasta un 50%. Como desventaja, este proceso se puede alargar más en el tiempo que otros tipos de solicitudes de liquidación.
El proceso empieza con una votación en la Junta de Accionistas, en la que un 75% de los socios deben estar a favor de liquidar el negocio. El siguiente paso será redactar una declaración de solvencia. Después, se contratará a un administrador, el cual resolverá todas las cuestiones legales y los pagos a acreedores que la empresa tuviera pendiente, venderá los activos de la compañía que fuesen necesarios y distribuirá los sobrantes entre los socios y finalizará todo el papeleo necesario. Por último, se eliminará al negocio de la Companies House (el Registro Mercantil británico).
Solicitud de liquidación voluntaria de los acreedores
Una solicitud de liquidación voluntaria de los acreedores (en inglés, Creditors’ Voluntary Liquidation o CVL), es consecuencia directa de la insolvencia de una empresa, es decir, de tener más bienes pasivos que activos. Esta solicitud se puede dar de dos formas. La primera sería que los directores y accionistas acordasen cerrar la empresa debido a que piensen que los problemas financieros del negocio no se pudiesen solventar. La segunda, que los acreedores presenten una petición de liquidación de una compañía a un juez por impagos. Este puede aceptar la solicitud y ordenar el cierre de la empresa.
El proceso es similar al del caso anterior, solo que se debe redactar una declaración de insolvencia, además de que los accionistas no recibirán ningún pago y es posible que los acreedores no garantizados tampoco obtengan compensación alguna.
Solicitud de cancelación voluntaria para cerrar una empresa en Reino Unido
Mediante una solicitud de cancelación voluntaria, los directores pueden decidir disolver la empresa y borrarse de la Companies House. Normalmente, se llega a esta decisión debido al cumplimiento del objeto social de la compañía.
Para disolver la empresa se debe cumplir una serie de requisitos. El primero es que no haya realizado operaciones comerciales ni haya cambiado de nombre en los últimos tres meses. El segundo, que no haya amagado previamente con su liquidación. Por último, no puede tener acuerdos en vigencia con acreedores. En caso de que no se cumplimenten algunos de estos, se podrá optar por una solicitud de liquidación voluntaria de los socios.
El primer paso del proceso sería avisar tanto a la His Majesty’s Revenue and Customs (HMRC) como a los socios, acreedores y empleados de la empresa. También habrá que enviar a la Companies House el formulario DS01, el cual lo deben firmar la mayoría de los directores. Después, se procederá con el despido de los trabajadores, siempre siguiendo las reglas laborales del Reino Unido. Luego, se procederá al reparto de los bienes de la empresa entre los accionistas. Tras esto, se prepararán unas cuentas finales que, junto a los impuestos que debe la compañía, se presentarán en la HMRC.
Por último y si el proceso es correcto, se publicará esta petición en The Gazette, el Registro Público británico. Si, tras dos meses, nadie pone objeciones, se disolverá la empresa y se retirará de la Companies House.
Hay que tener en cuenta que, si tenemos impuestos o multas no pagados o declaraciones por presentar, la HMRC puede negarse al cierre de la empresa. Además, también perderemos el acceso a las cuentas bancarias comerciales de la empresa, por lo que no se podrá enviar ni recibir dinero.